"Primavera"

Lourdes García Trigo.



<<Tengo dos días, sólo dos días, dos días...>>, se repetía la frase una y otra vez, a modo de jaculatoria. Llevaba semanas soñando en esa textura sedosa, en los brillantes colores, en las miradas de envidia que recibiría. En lo que vería recorriendo el mundo entero. Porque ataviada de tal manera sus ojos verían de un modo distinto. Estaba segura.
Se hallaba tan ensimismada volando, tan coqueta admirándose en los charcos, que no vio que se nublaba el cielo. Gruesos goterones cayeron sobre sus delicadas alas de la mariposa y la derribaron contra el suelo. Al despertar, no podía moverse. Las alas y las patitas estaban aplastadas, no sabía el porqué. Casi le costaba respirar. Agobiada, miró a todos lados, buscando una cara amiga. Gritaba y pataleaba sin cesar.
Despacito, esquivando las ramas, caminaba una hormiga cabezuda, negra como el carbón. Miró con lástima a la mariposa. Con ternura, intentó explicarle que tenía sobre sus alas una montaña de hojas empapadas en agua, <<¡tan pesadas! !Y aunque trajera a todo mi hormiguero>>, continuó, <<nos resultaría imposible rescatarte!>>. La hormiga, con la cabeza gacha, siguió caminando hasta que desapareció entre el follaje.
La mariposa intentó mover las alas una vez más, hasta convencerse de que era imposible. Si hubiera tenido lágrimas, se habría echado a llorar. ¡Nadie podía entenderla! Apenas había empezado a vivir y se le acababan los días. Ni posarse en las flores, ni alegrar la primavera, ni reproducirse... Se estremeció. Su paso por la tierra apenas sería un soplo.
***
La hormiga regresó por la mañana. Demasiado tarde. Decenas de insectos rodeaban el lugar, afanándose por devorar los restos coloreados de la mariposa.

Publicado en http://cascarasdefruta.blogspot.com


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