"Descripción"

María Álvarez Romero.



Solía comenzar el día con el pie izquierdo y caminar descalzo. Tenía el poder de controlar las nubes y arremolinarlas a su alrededor. Su mirada triste silenciaba las montañas y su espíritu melancólico dictaba una perezosa rutina. Abatido por su moral pesimista, salía continuamente al encuentro de la felicidad, su felicidad.

Entre risas y quebrantos ocultaba un interior para mí siempre externo. Curiosamente había tomado el hábito de calmar su alma a costa de la mía. Le comprendía, eso estaba claro, y él lo sabía.


***


Ha pasado el tiempo y han cambiado las tornas. Pasé de ser isla a serattrezzo, de arena a cartón. Lo que antes fue tu descripción ahora es mi propia horma. Dos párrafos de cariño contenido nacidos del conocimiento mutuo, una visión íntima que surge del apoyo entre los dos, de la amistad, de la confianza y, tal vez, del amor.

Sin embargo, la persona de expresión abatida ahora soy yo.
***
Ya son muchos días sin recibir noticia tuyas. Por mi propia voluntad, me echarás en falta. Tal vez tengas razón, pero hace tiempo que tus sonrisas empezaron a ser demasiado caras.
Mejor así.
Dos espíritus no deben consumirse juntos.
Y el cansancio de mi alma se refleja en tu rostro.
 


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