Teresa Reinoso.
-¿Te imaginas…?
-¿El qué?
-¿Que de mayores hiciéramos algo tan importante que pasáramos a la Historia?
-¿Te refieres a ser como Napoleón o madame Curie y qué los niños nos estudiaran en el cole?
-¡Efectivamente! Date cuenta de que pasar a la Historia es como no morir nunca... Por mucho tiempo que pase, siempre estarás en el pensamiento de alguien.
-¿Y qué podríamos hacer para pasar a la Historia?
-No lo sé… Tal vez descubrir y viajar a un planeta; o conquistar un país…
-O hallar una medicina que salve a mucha gente; o una nueva forma de ver el mundo…
-Eso es… Algo grande, muy grande…
Estaban tumbadas en la hierba mientras perdían la mirada en el techo azul del cielo. La hierba les hacía cosquillas y unas hormigas se entretenían con el recorrido de los dedos de sus pies. La brisa les acariciaba la nariz y les desordenaba el pelo.
A medida que el sol terminaba de describir su diurno recorrido, soñaban imposibles quimeras. Los exámenes estaban a la vuelta de la esquina y el verano se les presentaba como un cuaderno a estrenar, en el que con sus dieciocho años escribirían unas vacaciones inolvidables.
Laura y Merche eran amigas desde siempre. Compartían innumerables trastadas, sueños, éxitos y fracasos, pequeñas peleas y reconciliaciones definitivas. No podían imaginarse la una sin la otra y, sin embargo, la vida llamaba a su puerta para empujarles desde la suave protección de la adolescencia a la intemperie de la vida adulta.
Sin embargo, en ese momento disfrutaban de aquellos instantes en los que el mundo parecía detenerse para escuchar la conversación que mantenían.
-Laura, ¿qué crees que será de nosotras?
-¿Te refieres a cuando seamos mayores?
-Sí.
A Merche le encantaban las historias que inventaba Laura, en las que convertía a ambas en heroínas, políticos, médicos o, simplemente, ejemplares madres de familia.
-Te casarás con Paco y tendréis muchos hijos. Él sacará con nota su ingeniería y trabajará para la NASA. Tú crearás una empresa de moda que revolucionará el mercado textil y marcarás las tendencias del futuro. Viviréis en una preciosa mansión en Versalles y os invitarán a bailes te recordarán a los de “Orgullo y Prejuicio”…
Merche reía divertida. No le disgustaba la idea de casarse con Paco y tener muchos niños con él, pero no se creía capaz de diseñar nada que mereciese la pena.
-Y tú, ¿que harás?
-Me haré arqueóloga y viajaré por el mundo para sumergirme en los secretos de civilizaciones desaparecidas. Resolveré encriptados códigos y deslumbraré a la Ciencia con mis descubrimientos.
-No has includio a Andrés en tus planes.
Laura se sonrojó.
-Andrés, claro... Debo buscarle un hueco en mi vida… ¡Ya está! Será el encargado de llevar mis maletas por los aeropuertos.
En el ocaso del día y en el cenit de su amistad, sus carcajadas parecieron volar hacia el espacio.
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