"Mano a mano"

Juan Carlos Pardo.


No hace muchos años, el tenis era un deporte no demasiado popular, pues solo unos pocos afortunados lograban competir. A mí no es que me llame mucho la atención, pero al pasar de canal en canal de televisión (durante mi tiempo de descanso entre libros) me detuve al observar un encuentro. Al poco, cambié de emisora; estaban debatiendo de política y de la gestión de los políticos. Pensé en el trabajador (si es que queda alguno), en el estudiante con dos carreras, en el resto de los ciudadanos, que no somos tontos aunque los políticos así lo crean. Y es que seguimos haciéndonos la siguiente pregunta: <<¿quién nos metió en este lío?>>. En aquel programa, como respuesta nuestros representantes comenzaron a jugar al deporte de la raqueta.
<<Los españoles se merecen un gobierno que no les mienta, un gobierno que les diga siempre la verdad>>. En efecto, el 99,9 por ciento de los ciudadanos queremos que no se nos mienta. Primer resto: <<nosotros no hablamos de brotes verdes ni negamos la existencia de la crisis; según ustedes la banca española era un ejemplo a seguir>>. Tanda de reproches entre pasado y presente: <<vais sobrados>>, (pasa la bola), <<claro que sí, Campeón>>, (bola devuelta). Vi a dos profesionales del tenis ofreciendo un pésimo partido, ajenos por completo al espectador.
Un tenista tiene que dar espectáculo y un representante público debe servir a su pueblo, sin preocuparse en otras zarandajas. Ante la falta del correcto espectáculo, los asistentes abandonan el campo en fila india, aburridos, decepcionados… Trabajar codo con codo podría ser una solución para salir del embrollo. Como decía Descartes, <<no solo hay que tener sentido común, hay que saber aplicarlo>>. Y uno no puede aplicar dicho sentido mientras se pelea, raqueta en mano, con el de enfrente. ¿O no?...
 
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