"Me gustan los hombres"

Sara Mehrgut.



Para que negarlo; me gustan los hombres. De ciudad, de campo y del mundo. ¡Todos! Me gustan con veinte, con treinta y cinco, con cincuenta y pico...
Me gusta más el soldado americano que el dulce panadero, pero éste me gusta también.
Me gustan con pantalones pitillo, con el chándal, con corbata estrafalaria, con patillas gigantescas, recién afeitados o cuando te besan en el carrillo y te pica. De uniforme y sin chaqueta, con más melena que yo, cuando usan gafas supermodernas. Me gustan sosos y atrevidos. Altos y bajos, reservados, con voz ronca… Me gustan.

Me gustan en el autobús y me gustan en su despacho. Me gustan en la biblioteca, al mirarlos de reojo, y en el supermercado. Los que pasan por mi ventana y aquellos con los que cruzo la mirada. Me gustan cuando viven el fútbol y cuando me piden una caña. Me gustan los que me abren la puerta y los que no me dirigen la palabra.
Me gustan optimistas como la lechera y dandys, como los que me presentó Austen en sus libros. Me gustan los que se tropiezan. Me gustan mucho cuando cantan. Los artistas buenos y malos, de la derecha o de la izquierda. Me gustan con un Colacao en la mano.
Me gustan con la piel azul y con la mirada clara. Los que cuando al hablar me meten en su cabaña. Con narices largas, con acento bonito y -aunque no lo comprendo- aquellos que ni al expresarse en castellano logro entender. Me gustan los que me hablan de Física Cuántica, los que tartamudean o los que de tan pedantes, ni los escucho. Los de mirada intensa y los que comen más rápido de lo que piensan.
Me gustan si me ruborizo y si me vuelvo borde. Me gustan los que tienen dudas y los que me dan respuestas. Me gustan a un kilómetro o, incluso, mucho más cerca, cuando me susurran detrás de la oreja. Me gustan profesores, hermanos de mis amigas, raperos, sibaritas de cafetería y hasta el niño pijo de la chaqueta amarilla. Me gusta a rabiar el sudanés de la orilla: su silueta negra recortada en el dorado azul, en la espuma.
Y por qué negarlo más:
…Me gustas tú, pero no digas nada.
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